Cuando pensamos en activos de inversión, que nos permitan conservar nuestro patrimonio y eventualmente conseguir un rendimiento por nuestro capital, o bien en activos refugio, que nos permitan mantener nuestro capital de una forma relativamente estable incluso en momentos de incertidumbre e inestabilidad económica, muy pocos pensamos en los relojes como activos que pueden desempeñar estas dos funciones.

Toda la vida, y en su mayor parte es algo correcto, se han visto los relojes como un gasto superfluo, como un accesorio de moda y una herramienta para ver la hora, pero desde hace unos años, una parte del público inversor se ha ido adentrando en este mundo, en un principio coleccionistas y apasionados de los relojes, y posteriormente ampliándose a un público inversionista más generalista interesado por las altas rentabilidades que se pueden conseguir.

Es decir, en los últimos años, los relojes han adquirido una nueva dimensión: se han convertido en un activo de inversión muy interesante y en un refugio seguro para aquellos que buscan diversificar su cartera de inversión.

A diferencia de otros activos de inversión, los relojes tienen una serie de características únicas que los hacen especialmente atractivos para aquellos que buscan invertir en ellos. En primer lugar, algunos relojes son piezas de gran valor y, por lo general, se fabrican en ediciones limitadas, o bien su oferta es reducida en comparación con su alta demanda, lo que aumenta su valor y su atractivo para los coleccionistas.

 

 

Cuando uno se adentra en el mundo de la inversión en relojes, o simplemente como aficionado a la horología, se va encontrando con algunos obstáculos que no pensaba que existieran, como el hecho de que no es posible comprar determinados modelos de determinadas marcas aunque dispongamos del dinero y tengamos la determinación de comprarlo. Esto incrementa la sensación de escasez y de oferta reducida, ya sea de forma natural y relacionada con las limitaciones en la manufactura, o bien de una forma un tanto más artificial e incluso buscada y potenciada por ciertas marcas para elevar aún más su estatus y su exclusividad.

Es muy posible obtener rentabilidades de doble dígito (es decir, iguales o superiores al 10%) invirtiendo en relojes, ya sea de forma virtual (no realizada) o real, cuando vendemos nuestros relojes. Eso sí, no nos sirve cualquier reloj, cualquier marca ni cualquier modelo. Al igual que sucede con otros tipos de activos, deberemos escoger aquellos relojes que tengan un mayor potencial de revalorización, ya sea por su exclusividad, su alta demanda y baja oferta, su dificultad para conseguir, etc.

En resumen, los relojes ya no son solo un complemento de moda o una herramienta para medir el tiempo. Son un activo de inversión con un gran potencial y una inversión refugio muy interesante en un mundo cada vez más volátil y complejo.

 

 

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